Y las mujeres, ¿es que acaso no necesitamos ayuda?
Apego al pasado, el lastre del hombre
Perdido
Nuestra naturaleza física animal
Y las mujeres, ¿es que acaso no necesitamos ayuda?
Primeramente
decir que hemos de abordarlo con amplia perspectiva, ¿y en qué sentido?, pues
en el sentido que, aunque parezca que un hombre y una mujer son “entidades”
distintas en realidad son “partes de una misma cosa”, esto implica y expansiona
muchas, muchas variantes, una de las esenciales es que todo lo que una parte
haga, sienta, diga.. influye en el todo y, por tanto, en la otra parte.
En lo que se
refiere a nuestro trabajo podemos decir que:
la mujer necesita ayuda para “completarse” y
el hombre necesita ayuda para “completar” a la mujer
El más
esencial recurso de cada parte es, precisamente, la otra parte, o sea, que
ambos pueden, y deben ayudarse.
¿qué es lo que está ocurriendo actualmente
cada más generalizadamente que impide y bloquea dicha inter-relación?
Aunque
depende de muchos factores, actualmente lo que ocurre es que ninguna parte “cede”
su zona de confort, básicamente se puede resumir del siguiente modo:
la mujer no
valora al hombre y el hombre no respeta a la mujer
y ello
provoca una separación, y donde hay separación surge un sentimiento de
distanciamiento, se rompe la unidad, y se va alimentando dicho distanciamiento
más y más y esto va cerrando el corazón que a su vez provoca sufrimiento
(interno) y ambas partes se sienten heridas y achacan a la otra parte dicho sufrimiento.
Se requiere
por tanto un trabajo de ACEPTACIÓN mutua, y este trabajo es individual en una
fase, aceptarse a uno mismo tal y como es y aceptar a la otra parte (que en
realidad es un@ mism@) tal y como es sin pretender que cambie,
sencillamente esta podría ser una definición de AMOR:
ACEPTAR A LA OTRA PARTE TAL Y COMO ES
SIN PRETENDER QUE CAMBIE,
SIN MANIPULAR
Y SIN ESPERAR NADA A CAMBIO
Posiblemente para el hombre, uno de los mayores frenos, de las más infranqueables barreras y pesadas cargas que le impiden el crecimiento integral, es el apego al pasado, la tendencia a revivir lo vivido, a “no pasar página”..
Básicamente es una cuestión de energía, porque cuando se es joven, se está tan lleno de energía, que se aborda la vida con entusiasmo, uno tiene la sensación que nada le es imposible. Pero a medida que va pasando el tiempo, y en caso contrario a que se realice un trabajo sistemático de crecimiento integral, a la vez que la energía va disminuyendo y las responsabilidades van aumentando, no es difícil que el hombre caiga en una especie de “trampa” en la que sienta que todos se aprovechan de él y, lo que es más traumático, que sienta que no tiene escapatoria alguna. Entonces se pasa una etapa en la que el hombre, con mucha desesperación, consciente o no, se sumerge en una búsqueda de fuentes de energía vital, muchas veces cambiando de mujer, muchas veces agrupándose con los de su mismo sexo en torno a alguna afición, deporte o similar, etc
Realmente “poner el pasado en el pasado” y vivir plenamente el presente con aceptación no es tarea fácil en el hombre y no existen “métodos mágicos” o cosas por el estilo para ello. Se podría decir que el solo hecho de planteárselo y no oponerse en exceso a dicha realidad ya es un principio para avanzar ya que dependerá de cada persona, sus circunstancias y visicitudes las que irán marcando el camino.
Interiormente
confuso
Energéticamente
desequilibrado
Emocionalmente
alterado
Socialmente
desplazado
Familiarmente destronado
La naturaleza física del hombre es la de animal, se me
antoja la de cocodrilo; enseñaba OSHO que las hembras de ciertas especies de
cocodrilo guardaban dentro de su (gran) boca dos cachorros de cocodrilo para
que el macho no se las comiera, todos los cachorros salvo dos, por tanto, eran
engullidos por el padre. ¿Es “malo” el padre y “buena” la madre?, OSHO enseñaba
que NO, simplemente se comportan como lo que esencialmente son AUTOMATAS DE LA
NATURALEZA.
Esta podría
ser la enseñanza para nosotros los hombres:
“ Somos seres divinos, viviendo una experiencia humana en un
cuerpo animal “
EL trabajo de base para todos bien puede ser reconocer,
aceptar e integrar nuestra naturaleza física animal.
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